Inmersión. Marina Núñez

2019, Puertas de Castilla.

Nos sumergimos en lo más profundo de unos extraños mundos pétreos. En el recorrido, encontramos un entorno de formas geométricas y vegetales que nos podría evocar a los ornamentos de las yeserías árabes. Un paisaje sin fin, inabarcable, misterioso, aún inexplorado.

Marina Núñez nos introduce por las oquedades, nos conduce de lo micro a lo macro hasta encontrarnos con las habitantes humanoides de este espacio. Ellas, semejantes a su propio entorno, se difuminan con el propio paisaje. Son fruto del cruce entre el entorno y quien lo habita.

Así, se plantean a través de estos mundos distintas posibilidades factibles. Podría ser el mundo una creación de sus habitantes, creado a su imagen y semejanza. O bien es que ellas se construyen identidades afines con su entorno. Dos relaciones contrarias, una nacida del control absoluto y otra de la empatía. No obstante, se describe la imposibilidad de separar el individuo del entorno, una hibridación que rompe con la línea divisoria ficticia entre cuerpo y territorio, entre retrato y paisaje. Identidades bastardas que desbordan las definiciones antiguas para construirse como un ente complejo y plural.

Inmersión es, en definitiva, una inmersión de los personajes en su medio, aunque también, una inmersión como espectadores hacia las profundidades de un mundo nuevo.