La exploración es una acción terriblemente violenta. De manera evidente lo es para los territorios y seres vivos explorados, son estudiados, clasificados, identificados y explotados. No obstante, estas nuevas formas, inverosímiles para nuestro canon, también se defienden violentamente, al menos, al principio antes de que nuestra cultura occidental asimile las nuevas acepciones. Éstas destruyen nuestros ideales, una cualidad que se muestra mágica por parte de la maravilla. Escapa de nuestras lógicas para construir nuevas estructuras que las acepten y amplían nuestras ciencias.
Estos seres descubiertos por Pablo Sandoval se revelan a las concepciones naturales que albergamos. No son plantas, no son animales, no son piedras; sus cuerpos son metal, son carne y son leña. Ellas se mueven y se defienden pero tienen forma de plantas. No tienen cabida en nuestras clasificaciones de seres vivos contemporáneas. Sin embargo, aquí los tenemos, y el equipo de Sandoval los ha registrado, ha generado el material gráfico suficiente para investigarlos y reescribir las taxonomías para dar cabida a estos entes que giran, rompen y retuercen las categorizaciones linneanas.
La maravilla a través de la pantalla. Pablo Sandoval
Los distintos dispositivos que permiten la transferencia de nuevos conocimientos han sido numerosos y, a lo largo de los últimos siglos, se han visto actualizados adquiriendo nuevos formatos para asentar los reformados cánones. Así, las ilustraciones, los dibujos anatómicos, las infografías, las fotografías científicas, los moldes, los documentales, los diarios de investigación, igualmente, los circos anatómicos, los gabinetes de curiosidades, las colecciones y los museos han servido para acotar y describir lo tangible, asentando verdades universales desde un contexto occidental. Un microcosmos para describir el macrocosmos. No obstante, lo maravilloso en estas representaciones y objetos se construye desde el desconocimiento, lo extraño no es una cualidad propia de las imágenes, es un estado que nace en la persona que las observa, sin embargo son estas reproducciones las detonantes en nuestra mente de lo extraordinario.
Siguiendo esta tradición de los dispositivos, Pablo Sandoval trae una serie de infografías, vídeos y documentales que nos describen, desde estos formatos científicos -entiéndase objetivos-, unos hallazgos insólitos de un viaje a unas nuevas coordenadas hasta ahora no exploradas. Esta muestra de especies insólitas desestabiliza nuestros conocimientos y nos maravilla con sus nuevas formas. Las imágenes, que juegan formalmente con los lenguajes de las fotografías de microscopio o las realizadas en los fondos abisales, muestran una serie de entes clasificados científicamente bajo categorías no canónicas. Podríamos abordar este sistema de clasificación como pre-Ilustrado, tiene más que ver con la manera en que se ordenaban las Wunderkammer que con el sistema de ordenación linneano y la regulación a partir de la razón que se implantó en la Ilustración. Sin embargo, este sistema no canónico se presenta totalmente válido frente al ilustrado, puesto que la imposición de la razón no fue más que un proceso subjetivo de implantación de unas categorías sesgadas que, en el caso que nos atañe, no nos son válidas. Los entes que se nos presentan en estas infografías parecen árboles y plantas, no obstante, su material tisular y sus formas se escapa a nuestras descripciones.
Siguiendo la estela de la generación de imágenes y su poder, las distintas exploraciones del equipo de investigación de Pablo Sandoval, en territorios desconocidos, están recogidas en una serie de documentales, con la peculiaridad de que la imagen ha sido suprimida. Este material está narrado a través de subtítulos que adquieren la forma de imagen a través de la interpretación activa del espectador. No se muestra nada, el texto es la imagen.
Estamos ante un fascinante viaje descrito desde distintos formatos de las imágenes, descifrando el poder que estas procesan para generar lo maravilloso y desestructurar lo ya conocido.
Daniel S. Pérez 